Panamá avanza firme hacia el Mundial tras una jornada memorable

Por: Evelyn Vizcaíno

La noche en el Rommel Fernández tuvo un aire distinto, casi como si todo el país hubiera decidido respirar al mismo ritmo. Panamá salió al campo con la responsabilidad de un sueño compartido y logró transformarlo en realidad con una victoria clara por 3-0 sobre El Salvador.

Mientras el equipo hacía su trabajo con serenidad y determinación, desde Guatemala llegaban las noticias que terminaron de abrir el camino. Los chapines vencieron a Surinam y el país entero entendió que la clasificación no solo era posible: ya estaba sucediendo.

Un triunfo construido con claridad y convicción

Desde el primer toque de balón, Panamá mostró un juego cómodo y seguro.

César Blackman abrió el marcador con una jugada bien construida, Eric Davis aumentó la ventaja desde el punto penal, y José Luis Rodríguez cerró una actuación que se sintió madura y plenamente merecida.

El equipo no se desesperó, no perdió la forma y controló el desarrollo del encuentro como alguien que conoce su propio ritmo.

Un grupo que ha crecido con trabajo y paciencia

Lo visto en la cancha es el reflejo de años de construcción silenciosa.

Panamá jugó con la calma de quien entiende el momento y con la energía de un equipo que no quiere quedarse a medio camino. Esa combinación se notó en cada decisión, cada movimiento y cada reacción dentro del campo.

Fue una muestra de identidad futbolística: orden, entrega y una enorme confianza colectiva.

Las palabras de Christiansen, sinceras y sentidas

Al final del partido, Thomas Christiansen habló con emoción visible.

Reconoció el esfuerzo del grupo, recordó los momentos difíciles del proceso y agradeció a sus jugadores por sostenerse incluso cuando las circunstancias no fueron sencillas.

Mencionó también lo especial que fue ver a futbolistas como Alberto Quintero tener una nueva oportunidad después de un pasado marcado por lesiones.

Un día que ya forma parte de la memoria del país

Panamá estará en el Mundial 2026.

La clasificación no solo celebra un resultado deportivo, sino también el carácter de un equipo que ha sabido construir, aprender y avanzar con paso firme.

La noche quedará grabada como un punto de encuentro entre jugadores, cuerpo técnico y afición. Una jornada memorable que reafirma lo que Panamá puede lograr cuando juega con corazón y convicción.